La profesora Elisangela Fernandes publicó un artículo en la revista Nova Escola, de Brasil (Fundación Vitor Civita, abril 2012), del cual destacamos los siguientes puntos:
La educación de calidad exige el perfeccionamiento de los docentes. Pero en Brasil aún son pocos los que llegan a tener postgrado stricto sensu. De acuerdo con el Censo Escolar de 2010, hay apenas 1.156 docentes actuando en la educación fundamental, lo que significa 0,08% del total.
«Todo ciudadano, esté él en la educación infantil o en postgrado, merece tener profesores con el más alto grado de excelencia”, defiende Izabel Lima Pessoa, directora de Educación Básica Presencial de la Coordinación del Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (CAPES). “El doctoramiento de los profesores posibilita la constante revisión de las prácticas pedagógicas y de las estrategias didácticas, así como la proposición de nuevas acciones que modifiquen el trabajo.”
Los beneficios para quien enseña y para quien estudia son claros. Pero hay varias dificultades que explican la pequeña adhesión a este nivel de estudio. Uno de ellos es la baja valorización del docente. Retener profesionales que invierten continuamente en la formación es otra dificultad de las redes. Al obtener la titulación de magíster o doctor, los profesores tienden a migrar para la educación superior. “Se creó la cultura de que los maestres y doctores son formados para actuar en la graduación y en el post.”
Cuasi el 80% de los doctores que aleccionan en la educación básica en Brasil actúan en la red pública.